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Mostrando entradas de febrero, 2016

Lo sabe Dios

Dios sabe que no te amo así Y que la piel solo cubre el cuerpo. Dios sabe que desee besarte y con la misma pasión de que no fueras tu, el alma donde mi amor se fundiría. Dios sabe que ahí, no me importaba nada si tu me hubieras amado como quería, porque, mi vida, la vulnerabilidad de tu ser yo ya la conocía. Dios sabe que en intentos de transformar el amor, él lo hizo conmigo. Me perdí, y el destino me llevo en sus brazos como a un recién nacido. Dios sabe que al perderme me encontré como nunca. Te agradezco haberme amado como lo hiciste, porque, al final entendí que era así como lo necesitaba. Yo, un Rodin que escupiendo las manos perfectas las odié. Tu, el Balzac que trastoqué; sus manos mi deseo y su permanencia, nuestra eternidad. Resuelvo que te amaré así, con la imperfección de nuestra historia y con la tremenda exactitud de mis hazañas.

Presagio

Eres la sombra del presagio,  o mejor, el presagio mismo. Entablo una conversación conmigo misma  en tu presencia,  se que llevas en tí alguna parte mía. El tiempo es perfecto,  para ti o sólo es mi deseo esparcido,  como semillas en el viento,  que germina en rosa en un lugar  naciente de nada. Sí la tengo que tomar o la tengo que apreciar,  esa es cosa mía.

Bébeme

Sácame de este insomnio y hazme soñar, susurrame en caricias tu deseo Róbame de la realidad burda de mis pensamientos y húndeme en el bello y tranquilo mar de tu poesía. Bébeme, pues sólo así endulzarás mi alma  que cansada de intentar no dice lo que quiere. Bébeme cual insano licor,  así, que tu dulzura me lleva. Bébeme porque así soy,  y así te encuentro. Leeme, susurrame. Arrebatame las palabras.  Bébeme para llevarte,                        para encontrarnos.