¡Claro que me divertí!
Gastando el tiempo mirando tus pupilas, acariciando tu piel y amando tu desnudez como la mía. Sembrando dudas que mis besos respondían, alimentando mi locura con la tuya... No necesitaba más acostada a tu lado tu ser, ecuánime, bello, amandome. Bastaba mirar el cielo y sentirme agradecida de todo. Descubriendo demonios que compañaban la tertulia, no había copas que bastaran, ni vicio que nos agotara... Más tarde llego algo y nos dejamos ir... entre confusiones benditas y verdades que engañan nos herimos en lo profundo. Pero, ¡claro que me divertí! Llenando las mañanas de secretos contados en los sueños, y tardes de ilusiones haciendo planes... que nunca se concretaron. La mala costumbre que mermó nuestra ambición. Y descubriste que realmente te amaba para dejarte ir a conocer otros mundos, unos que yo no te podía dar. Em...